Descripción del proyecto

En la Punta de la Lengua

Y, ahora, he de hablar yo… (Silencio) De acuerdo… Vamos a hacer memoria. Dirijo mi mirada al rincón más recóndito de mi cerebro; el de las ideas… ¿O me estoy desviando al corazón? Sí, puede que tenga un corazón colocado en cada parte de mi cuerpo e, incluso, un cerebro en mi centro, pero… de eso precisamente trata, señoras y señores, la memoria; de las emociones. Y ¿qué alimenta a las emociones? Los sentidos. Vista, oído, gusto, tacto, olfato… Todo empieza a mermar y, sin embargo, yo, aún tengo el gusto de ahondar para contar, contar y contar…. no sólo aquello por lo que un día me mordí la lengua y, sintiéndolo mucho, mordaz y contradictoriamente me supo a poco sino que, hasta de todo eso que se me quedó en la punta de la lengua, sería capaz. Sí… Gozo de una gran memoria, pero, cuando un día se esfumó por un pellizco retorcido de emociones…, entendí que la rendiría quedando todo en un llamado lapsus temporal. 1, 2, 3, 5, 10, 20, 25, 30, 40,… ¿Tendrá alguna carga de conciencia la edad en todo esto? Observo a mi pareja y aprecio sus olvidos que reconozco, él, va acompañado de los años pero no a ello lo acompañan los años. Impresiones… ¡Qué emocionante sería…! ¿No? Y aquí me encuentro… Con lo que queremos olvidar, lo que no logramos recordar y lo que, como un tesoro guardamos en ese baúl de recuerdos llamado cerebro, con temor a que algún día se nos olvide hasta la primera palabra; mamá. Es, entonces, cuando echamos la llave para abrirla en el momento menos esperado… Pongo la mente en blanco y… nos vamos a OSCURO. ¡Que se levante el telón del cerebro y comience el espectáculo!

ANA CRISTINA LEAL

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